Eduardo Sacheri: “Las palabras son nuestro verdadero universo humano”

Por Mariano Verrina y Facundo Gari
PARA AUNO/EL CRUCE

“Busco contar historias de tipos comunes y corrientes que se parezcan a mí”, afirma Eduardo Sacheri. Y en ello reside, en parte, el motivo por el que el cineasta Juan José Campanella, ducho en “detenerse donde los demás siguen de largo”, haya elegido La pregunta de sus ojos (primera novela del escritor, recientemente reeditada por Alfaguara), para adaptarla en la que se convirtió en marzo en la segunda película argentina ganadora de un Oscar. Mientras prepara un film de animación computada con el mismo director basado en un cuento de Roberto Fontanarrosa y baraja la posibilidad de comentar el Mundial de Sudáfrica para el diario español El Mundo, Sacheri, que también es docente, opina sobre el rol de la escuela respecto de la literatura, le responde a quienes alguna vez lo tildaron de “gorila”, explica la noción de justicia que aborda El secreto de sus ojos y admite que a veces se siente un poco fuera del círculo literario argentino: “Si yo supiera mucho de Letras, tal vez no leería a Sacheri. Y está bien, no me preocupa. Escribir es un juego y si te lo ponés a pensar demasiado, pierde la gracia”, compara en una charla con El Cruce.

Rep: “El verdadero humorista es subversivo”

Por María Daniela Yaccar y Facundo Gari
PARA AUNO/EL CRUCE

Ni “el tipo más bondadoso” podría escapar de los tentáculos del humor Rep. La explicación se cuela en aquellos tiempos en los que su firma no era la de la “Ǝ”, si no la de la tragedia del príncipe de Dinamarca. Hamlet. Así firmaba Miguel Repiso sus primeros dibujos, que ofrecía a amigos y familiares en un par de hojas Canson abrochadas, cuando tenía apenas diez años. Hamlet, esa historia de personajes inescrupulosos y estrategas de la locura en la que se diluyen las fronteras entre el bien y el mal. “La leí por accidente en la provincia de Corrientes porque estaba enfermo y no tenía otra cosa para hacer. Había, sí, unas pilitas de El Gráfico pero el fútbol no me gustaba, menos esa revista. Y el libro me pegó. No porque supiera que era de prestigio: en mi familia éramos de clase media baja, vivíamos seis en una pieza y no había libros, diarios ni televisión”, reseña. No es que para el historietista no haya bondad y maldad. Pero hasta los excesos de lo primero se vuelven, ante sus ojos, materia prima de caricaturas. “El verdadero humorista es subversivo. No le gusta la versión que ve. Esa es una de las cosas que hace: ‘desolemnizar’ no sólo a los próceres. Por ejemplo, esta cultura solemniza mucho al dolor. Esa sacralización no es dolor verdadero sino un monumento, un mar de excusas que me provoca y que trato de desnaturalizar un poquito”, reflexiona.

Andrés Calamaro: “Aprendí a disfrutar del encanto de las melodías vulgares”

Por María Daniela Yaccar y Facundo Gari
PARA AUNO/EL CRUCE

La Real Academia Española define como «popular» a aquéllo estimado o, al menos, conocido por el público, y asocia lo «sofisticado» con lo elegante y lo refinado. ¿Es necesaria la exclusión de lo uno por lo otro? No para Andrés Calamaro. «Me considero popular y sofisticado», se define en una entrevista por correo electrónico con El Cruce. Y aquí la ambigüedad no es indecisión: el trovador configura en ese espacio liminal que va del to be or not to be mundano una identidad rockera excluyente y a la vez abrazadora, marginal tanguera y pop metropolitana, tan rioplantense como la murga; tan universal como el rock and roll. Él es al tiempo sexy y barrigón, turista y ciudadano en Buenos Aires, un noctámbulo que ahora se da el gusto de dormir frente al televisor.

Paula Trapani: “AUNO fue mi primera experiencia real”

Por Facundo Gari
PARA AUNO/EL CRUCE

Si Paula Trapani caminara hoy por los pasillos de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ), abundarían los piropos del estudiantado masculino. Tal vez ello no ocurría en 1988, cuando la periodista y conductora arrancó la licenciatura, no porque no fuera lo bella que se la ve ahora en el programa televisivo Mañaneras, que se emite de lunes a viernes a las 10 en América. Más bien porque la fama otorga un halo de magnificencia por poco ineludible, distancia que en su caso desaparece por la sencillez con la que le expresa a El Cruce cómo fueron sus primeros pasos en la universidad. “Empecé un poco por descarte, no es que tenía la vocación de periodista. Con la cursada me di cuenta de que no tenía demasiada idea de lo que era la profesión. Y cuando empecé a ejercer, tampoco la tenía”, se ríe.